Toca rellenar el pavo. El pavo o el pollo, que la cosa está regular. Pero sigue siendo navidad. Con pavo, con pollo o con un bocadillo de Jamón York. Celebremos lo que tenemos. Celebremos el amor, celebremos que los malos tiempos siempre acaban pasando. Aunque dejen un camino feo, acaban pasando.
Toca hacer algo solidario. Renovarse. Córtate el pelo, cambia los muebles de sitio o píntate las uñas de un color raro.
Toca estar rodeados de quien nos quiere y a quien queremos. Sean dos personas, o una familia gigante.
Toca comprar turrón. Comer mantecados. Beber anís del Mono. Toca escuchar los chistes de siempre y reírse más fuerte si cabe.
Ver el anuncio de la lotería con la familia e imitar a Raphael todos juntos (va con cariño, Raphael).
Toca querer. A lo demás, y a nosotros. No nos olvidemos de nosotros.
Recordemos a aquellos que faltan. Pero acordémonos más de los que siguen aquí, para no perderlos. Acordémonos de nuestros sueños y nuestras ilusiones.
Toca hacer listas de proyectos. De este año dejo de comer dulces. Este año sí que sí me apunto al gym. Toca no cumplir las listas y hacer otras nuevas, sobre la marcha.
Toca tener una noche especial. De estar reunidos. De ser más felices aún.
A nosotros nos toca felicitaros a todos la navidad y desearos que el señor Claus os traiga mañana muchas cosas. Y si no las trae, otro año será. Dicen que este año hay atasco de renos. O de Rudolph (no sabemos como seguirá su nariz). O que el trineo no tira muy bien. No importa. La felicidad no la trae Claus desde el Polo Norte. La tenemos que buscar nosotros en las pequeñas cosas. Así que ¡a ser felices! y comer ¿perdices?
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